El trastorno afectivo estacional. Vinculando emociones y estaciones.

Esta noche a las 01:09 de la madrugada entraremos oficialmente al verano. El buen tiempo viene haciendo presencia durante varios días. Aún así, la primavera que dejamos atrás es conocida por los múltiples cambios en presiones atmosféricas, temperaturas y otras variaciones en el clima que afectan a nuestro organismo, también psicológicamente. 

El grado de influencia de los factores climatológicos en el estado de ánimo es evidente, de tal modo que se ha establecido un diagnóstico particular para estos casos: el conocido como trastorno afectivo estacional.

¿En qué consiste?

Tal y como su nombre indica, se trata de un trastorno de duración determinada, marcada por los cambios de estación. Suele aparecer en las épocas donde las horas de luz son menores; por lo tanto se dará principalmente en otoño e invierno, remitiendo en la primavera y el verano. Asimismo, en los países del norte suele tener una mayor prevalencia.

Presenta algunos síntomas relacionados con la depresión generalmente leves o moderados, aunque en algunos casos pueden acabar siendo graves. He aquí algunos de los más frecuentes:

• Fatiga
• Incremento del tiempo total de sueño diario.
• Incremento en el consumo de carbohidratos.
• Falta de interés por las actividades.
• Aislamiento social.
• Aumento de peso. 

No es necesario que se aparezcan todos los síntomas. Su predominancia dependerá de varios factores y las características propias de cada individuo.

¿Por qué aparece?

El trastorno afectivo estacional (TAE) está relacionado con los cambios en las horas de luz. Produce un desequilibrio a nivel bioquímico en el cerebro, afectando al ritmo diario. También altera la secreción de la melatonina, hormona que controla los ritmos de sueño y que está directamente vinculada con síntomas depresivos. Su producción aumenta en la oscuridad, y por lo tanto se incrementa en los periodos de poca luz solar. 

Del mismo modo, en los países más alejados de la línea ecuatorial la posibilidad de la aparición del TEA es más elevada. Aproximadamente un 25% de la población de la zona norte de Estados Unidos pueden padecer dicho trastorno. 

¿Cómo se trata?

Su tratamiento es un tanto peculiar: la fototerapia o terapia lumínica suele dar resultados favorables. Consiste en la exposición del paciente a una iluminación superior a los 5.000 lux durante unos 30 minutos.

En los casos leves, un buen paseo por el aire libre donde podamos disfrutar de luz solar u organizar el lugar de trabajo cerca de una ventana son soluciones muy efectivas ante este trastorno. 

En los casos más graves es recomendable la combinación de la fototerapia y la psicoterapia.

Recordad que dicho trastorno suele aparece principalmente durante los meses de otoño e invierno, siendo su punto álgido en enero y febrero. 

Para prevenir estos cambios en el estado de ánimo, aprovechad un momento del día para regalaros un paseo reconfortante que os permita disfrutar del sol; es recomendable disminuir el consumo de cafeína y alcohol y regular el sueño sobre todo en los momentos de oscuridad. Con estos consejos sencillos nos adaptaremos con facilidad al cambio de luz.

No obstante, ahora es momento de disfrutar de largos días de sol para cargar las pilas. ¡Nuestro cuerpo - y mente - nos lo agradecerán!