martes, 24 de abril de 2012

Creatividad y psicopatología: ¿Genialidad o locura?

A raíz de las noticias relacionadas con el cantautor y artista estadounidense Daniel Johnston se presenta de nuevo el dilema sobre la genialidad y la psicopatología. ¿Es el loco un genio, o viceversa? ¿Las dos condiciones son inseparables? 


A lo largo de la historia podemos encontrar personajes de gran repercusión cuyas obras han iniciado movimientos artísticos inigualables. Vincent Van Gogh, Dalí, Virginia Wolf o Edgar Allan Poe son algunos de los ejemplos. Incluso Albert Einstein mostraba algunas peculiaridades fuera de los límites socialmente aceptados. Así pues, no es de extrañar que en muchas ocasiones se dé por sentado que todo aquél que destaca de forma extraordinaria en alguna disciplina artística (más comúnmente en este tipo de actividades) tenga también algún tipo de trastorno mental; es más, existe la suposición inmediata de que es precisamente este trastorno el que le permite alcanzar grados de creatividad más allá de lo normal. 


Es innegable que se da la coincidencia que muchos artistas han presentado algún tipo de psicopatología. Delimitar qué fue lo primero es como señalar qué estuvo antes, si el huevo o la gallina. Muchos son los estudios que intentan encontrar la relación causa - efecto que existe entre estos dos aspectos tan unidos aparentemente entre sí; aún hoy existen dudas sobre si se trata de una relación causal o es más bien una retroalimentación; es decir, si la creatividad puede aumentar la psicopatología o bien es ésta la que aumenta la creatividad. 

En primer lugar, sería necesario desmitificar la generalización que une el concepto de genialidad con el de locura. Una persona creativa tiene un alto potencial enfocado a una determinada materia y con la capacidad necesaria para poder expresar la abstracción de su mente y plasmar su idea. Así pues no es necesario que exista un trastorno para poder crear y generar obras de cualquier tipo, o bien teorías científicas revolucionarias. 

Del mismo modo, no todo aquél que padezca un trastorno va a ser un genio. Se trata de un prejuicio que puede afectar negativamente a aquellas personas que padecen una enfermedad mental, ya que de algún modo ofrece una visión "romántica" de la problemática, otorgándoles a los que la sufren las características propias de un genio: alguien con una gran sensibilidad pero atormentado por la situación que le envuelve; gracias a su forma de ver el mundo, especial y única, puede plasmar sus ideas y crear grandes obras. Desgraciadamente la intensidad con la que percibe el entorno le genera demasiado sufrimiento, hecho que le lleva a cometer conductas autolíticas; termina así con su vida de forma prematura y por lo tanto, aún sin pretenderlo, acaba agrandando su figura para la posteridad. 

No todo aquél que sufre un trastorno tiene momentos de expresión creativa únicos. El trastorno bipolar (sufrido por muchos de los personajes citados anteriormente) o la esquizofrenia van más allá de la genialidad. En la mayoría de casos son enfermedades difíciles donde la persona y su entorno más próximo sufren por la situación y todo lo que conlleva. La medicación puede ser bastante agresiva y afectar a las capacidades cognitivas, por lo que suele provocar el efecto contrario. 

Quizá en las fases hipomaníacas (que se dan en el trastorno bipolar) es donde la expresividad artística puede dar sus frutos. En momentos donde la persona está sumida en una vorágine de hiperactividad, donde tiene la certeza que puede con todo y una visión extensa y explosiva del mundo es donde pueden aparecer las ideas; aún así el precio a pagar es alto, puesto que la contraposición de este estado es un episodio depresivo mayor donde el riesgo de conducta autolítica (suicidio) puede ser elevado. 

En el caso de la esquizofrenia, sucede algo similar. La persona que padece un trastorno psicótico percibe el mundo de forma distinta al resto. Su visión es singular, desconectada de la realidad. En la mayoría de ocasiones este hecho provoca ansiedad, preocupación, paranoya y miedo, generalmente síntomas negativos. Aún así se puede llegar a un punto donde la escisión de la realidad tal y como la conocemos potencie la creación de obras únicas. Aquí se tratará más de una representación del mundo tal y como lo perciben más que la exposición de una idea novedosa. 


Así que aunque encontremos numerosos casos donde aparezca el binomio genio - locura, no hay que estigmatizar la enfermedad. Ni es un don ni una aptitud fuera de lo normal. Es un problema que presenta muchos síntomas y uno de estos puede ser la capacidad de expresarse de una manera especial. Sin duda un efecto más agradable, pero no hay que aislarlo del conjunto; lo que se padece suele ser mayor que el provecho que se saca. 


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