jueves, 5 de abril de 2012

El Síndrome de Alienación Parental: papá, no te quiero.

En tiempos donde la familia tiene múltiples formas y combinaciones entre sus miembros, abundan las rupturas matrimoniales. Relaciones que llegan a su fin por distintos motivos, y que no siempre pueden hacerlo de forma pacífica. 

En una convivencia donde se han compartido emociones y se ha formado un vínculo tan fuerte, la ruptura puede ser dolorosa y afectar a todos los miembros. En especial a terceros, fruto de esta unión: los hijos. 
Cada vez es más relevante la importancia de llevar un divorcio teniendo en cuenta el estado emocional de los niños. Cómo lo elaborarán, qué supondrá el cambio, la posibilidad de una nueva figura paterna o materna en casa, etcétera. 

No siempre se puede llevar de forma tranquila; como ya he comentado, en muchas ocasiones la separación es dura y la relación entre los padres termina muy deteriorada. Esto puede provocar que se aparezcan situaciones desagradables que pongan en peligro la relación paterno-filial. Estamos hablando de lo que se conoce como Síndrome de Alienación Parental.

Dicho síndrome fue descrito por A. Gardner (1985) para explicar la alteración que tiene lugar en separaciones conyugales conflictivas, donde la relación de los hijos con uno de los progenitores (generalmente suele ser con el padre por cuestiones de custodia, pero se pueden dar casos donde la alienada sea la madre) se ve altamente deteriorada. Los padres se ven rechazados e incluso odiados por sus hijos sin un motivo aparentemente justificado.

¿Qué es lo que lleva que un hijo pueda odiar a su padre? Más allá del hecho de la ruptura, donde puede aparecer el sentimiento de culpa y tendencia a posicionarse a favor de uno de los dos progenitores, si la situación se ha llevado sólo entre la pareja no existe razón para que el hijo tienda a reaccionar así. A menudo existen alianzas con un determinado progenitor que en principio no son motivo de preocupación, pero en una separación complicada pueden incrementarse y llegar a ser dañinas. 

A su vez, el progenitor que tenga una relación mayor con el hijo puede tender a realizar conductas manipulativas para asegurarse esta alianza y así no perder el cariño del niño.
Se trata de hechos muy sutiles, la mayoría de veces realizados de forma inconsciente que poco a poco van cuajando y cambiando la concepción del niño o niña hacia su padre/madre. Esto provoca un distanciamiento cada vez más marcado que de ir a mayores puede provocar una ruptura paterno - filial de difícil conciliación. 

No es una situación fácil de generar. En ella se dan un conjunto de factores que potencian la creación de un vínculo más fuerte con el progenitor que queda y de desprecio hacia el que se ha ido. El sentimiento de abandono que puede generar una separación sumado a otras emociones muy intensas puede facilitar la aparición de este problema.

Según el enfoque sistémico familiar estaríamos hablando de una triangulación manipulatoria, donde existe una relación descompensada entre le tercer miembro y uno de los dos progenitores a raíz de una serie de conductas y diálogos que favorecen a uno al tiempo que desprestigían al otro.

Existen una serie de evidencias que permiten sospechar de la presencia de la alienación parental, principalmente enfocadas en la visión distorsionada de los progenitores (idealización del padre "bueno" y odio desmesurado hacia el padre "malo"):

- Hay una escisión en los sentimientos: el padre "bueno" goza de toda virtud, al contrario que el padre "malo", donde todo son defectos. 

- Los motivos que argumenta el niño para evitar ir con el padre alienado son irracionales y carecen de justificación lógica. 

- Los argumentos que expone el niño parecen prestados o ensayados. A menudo son palabras que ha escuchado del otro progenitor y ha integrado.

- Aparece una restricción a la hora de amar y ser amado por otras personas.

Estos son sólo algunos de los indicadores de la posible existencia de este conflicto.
El hecho de detectar el síndrome permite recuperar el vínculo entre padre e hijo y formar una relación saludable que beneficiará a todos los miembros de la familia. 
Aunque puede parecer un acto perverso hay que tener en cuenta que muchas veces los mensajes promovidos por el padre alienador son originados desde el miedo a perder el hijo y el enfado hacia la ex-pareja. La sutileza ocasiona que el progenitor no se percata de lo que está realizando. 

Aún así, existen los casos donde el daño se intenta realizar a conciencia. Por ese motivo el síndrome de alienación parental tiene repercusiones legales a fin de proteger a los hijos y los padres alienados. 

Hay que estudiar cada caso muy detenidamente para evaluar la intencionalidad de los hechos y sus consecuencias. 

Una intervención de terapeutas junto con figuras neutrales facilitará la regeneración de la relación.

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