Hoy es el Día Mundial del Síndrome de Down. La fecha escogida dota de una gran significación: 21 y 3, haciendo referencia a la trisomía del cromosoma 21 (la triplicación de dicho cromosoma, en lugar de su duplicación, es lo que provoca este síndrome y las características físicas e intelectuales que le asociamos).
Los factores genéticos nos marcan en mayor o menor medida. Deciden qué color de pelo tendremos, si seremos altos o bajos y también determinarán algunos rasgos de personalidad. Todo ello suele ser modificable, y aunque partamos de una base biológica sólida, la adaptabilidad y la capacidad de aprendizaje de la que gozamos nos permite hacer cambios dentro de nuestras limitaciones.
En el caso donde haya un pequeño traspié en la formación de las cadenas genéticas, pueden aparecer factores que nos hagan más especiales; hoy nos acontece el Síndrome de Down, pero son numerosos los resultados que pueden aparecer por translocaciones en cromosomas o múltiples factores.
Unos tendrán este contratiempo antes de nacer; a otros, las dificultades aparecerán en la adolescencia, o en la edad adulta. La única diferencia es su ubicación en el tiempo.
Por ese motivo hay que otorgar las mismas posibilidades a todos, para que con esfuerzo y empeño podamos conseguir autonomía e igualdad de derechos. Las limitaciones serán diferentes del mismo modo que no existen dos personas iguales; pero el hecho de ser realistas y de llegar hasta donde podamos, sin privar al otro de conseguir de hacer lo propio nos permitirá sacar lo mejor de nosotros.
Del mismo modo que el día de la mujer se hablaba de igualdad, hago aquí referencia a la misma reflexión que ya realicé: el día que dejemos de buscar la igualdad querrá decir que ya la habremos alcanzado.
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