lunes, 12 de marzo de 2012

El psicólogo, ese gran desconocido. La elección.

Cada vez se encuentra más normalizado el hecho que recurramos a un profesional de la salud mental cuando estamos angustiados, tristes, nerviosos, o con algún tipo de dificultad que rompe con nuestra vida cotidiana. 

Aún así, la psicología es una ciencia relativamente joven y existe desconocimiento sobre las posibilidades que ofrece.


Sus atribuciones al estudio y tratamiento de trastornos mentales graves han causado la generalización de nuestro trabajo y la concepción de los psicólogos como "loqueros", "come-cocos" o bien personas con poderes paranormales, capaces de leer la mente e interpretar el mínimo gesto que hagamos.

Para quitaros un poco el susto, todo son exageraciones fruto del respeto que provoca un contacto tan directo e íntimo con un desconocido, donde se formará un vínculo distinto - o eso creemos - a los que hemos establecido durante nuestra vida. Este hecho, sumado con numerosos prejuicios sociales, causa temor y dificulta la demanda de ayuda. 

Ser capaz de pedir ayuda es uno de los pasos más importantes. El hecho de ser consciente de nuestro sufrimiento y poder buscar un remedio a él es vital para iniciar un tratamiento. Por eso, a aquellos que hayan dado el paso, felicidades. Y a los que todavía no, tranquilos. Cada persona necesita su momento y se hace cuando se puede.

Volviendo al tema que nos concierne, para aquellos que quieran conocer un poco más sobre el trabajo del psicólogo hay que saber en primer lugar que existen varios modelos psicológicos y que cada profesional trabaja bajo el marco teórico con el que se siente más identificado y cómodo. A su vez, habrá técnicas y tipos de terapia que serán más eficaces en unas personas que en otras y no por eso catalogables como "mejores" o "peores"; simplemente son distintos enfoques para diferentes personas con un objetivo común: el acompañamiento y el cuidado del paciente. 

Con el propósito de acercaros un poco más las terapias que más se utilizan, encontraréis a continuación una breve explicación de las más extendidas y eficaces. 

Psicoanálisis: convertido en un símbolo de la psicología. Su fundador, Sigmund Freud (1856 - 1939) marcó un antes y un después en el estudio de la mente humana. Sus teorías, muy controvertidas en la época, crearon el modelo conocido como psicoanalítico, donde se profundiza en los aspectos más insonscientes del ser humano, en aquellos recuerdos y hechos ocurridos durante la infancia y que tienen repercusión en la edad adulta. 

La primera imagen que nos viene a la mente es el diván, ya que era - y es - utilizado para las sesiones. Huelga decir que las preconcepciones que aún existen sobre el modelo son arcaicas y basadas en las primeras teorías formuladas hace más de un siglo. Afortunadamente, el psicoanálisis ha evolucionado y aunque mantiene algunos conceptos interesantes de su creador, son numerosos los autores y teorías posteriores que han ido completando y mejorando el modelo, hasta el punto que la semejanza que guarda con el paradigma creado a finales del siglo XIX es el nombre de algunos aspectos y la utilización del diván.


Cognitivo - conductual: fue la contraposición al psicoanálisis. Freud y sus seguidores habían propuesto un modelo polémico y con una base poco científica, así que se pasó de un extremo a otro. El modelo conductual se rige por la modificación de conductas poco adecuadas y omite casi por completo los aspectos intrapersonales del individuo, estableciendo relaciones de estímulo - respuesta. 

Es un modelo basado en la comprobación empírica y solidificado para aquellos que buscan resultados más cuantificables. Directo y rápido, modifica las conductas y pensamientos más disruptivos y enseña hábitos saludables. Útil en determinados trastornos (fobias, adicciones...). 


Gestalt (Humanista): centrada en las emociones, en la capacidad del individuo para conectar con su sintomatología (darse cuenta) y poder desbloquear aspectos para poder profundizar en el autoconocimiento. Trabaja con técnicas muy vivenciales que remueven muchos sentimientos; por este motivo es importante el lenguaje corporal. Valora mucho el momento presente y enfatiza en la relación paciente - terapeuta. Además trabaja el control del individuo sobre su propio bienestar.


Sistémica: una ramificación del psicoanálisis que va más allá del concepto individualizado de su predecesor para hacer hincapié en los distintos sistemas por los que evoluciona el individuo.

La terapia sistémica familiar tiene en cuenta el carácter social del ser humano y el hecho en que crecemos y aprendemos del entorno en el que nos encontramos. 
Entendemos como sistema aquél conjunto social al que pertenece el sujeto; por lo tanto, la terapia profundizará en la familia (de origen y la de procreación), las distintas etapas escolares, el grupo de amistades, etcétera, dando prioridad al primer sistema señalado.

La familia es el componente esencial en el tema de estudio e intervención de este modelo. De las figuras de referencia que nos han proporcionado afecto, seguridad y educación aprendemos a relacionarnos con el mundo y no es extraño que repitamos patrones y conductas que vimos en nuestros padres.

Su base analítica permite trabajar teniendo en cuenta aspectos más inconscientes y emocionales del sujeto que estarán implicados en sus conductas. Además, el hecho de valorar a todos los miembros de la familia permite tener más posibilidades en el tratamiento. un aspecto básico cuando la terapia es infantil, puesto que el trabajo conjunto con los progenitores es esencial. 


Estas son las vertientes psicológicas principales con las que trabajan los profesionales actualmente. Como personas, los psicólogos también tienen sus rasgos de personalidad y sus preferencias, así que habrá profesionales más rígidos y otros más flexibles que podrán combinar técnicas de otros modelos con otros modelos dejando a un lado cuestiones de gustos y basándose en la eficacia y utilidad de determinada actividad. Cuando existe esta adaptabilidad, el trabajo es más ecléctico.

No os preocupéis demasiado por cuál es el modelo que os puede ir mejor. Acudid al profesional por las razones que os dicte el corazón: porque es la recomendación de un amigo, porque os inspira confianza y si queréis, también porque ahora conocéis un poco con qué modelo trabaja y os parece bien. Una vez realizado el contacto y la entrevista el profesional decidirá si es oportuno hacer una derivación en caso que su planteamiento no pueda beneficiaros - esto suele ocurrir en casos muy concretos y suelen ser excepciones -. Lo importante es establecer una buena relación terapéutica donde podáis ser sinceros, sentiros a gusto y trabajar con esa persona. A partir de este punto, el modelo pasa a ser una herramienta como cualquier otra.




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